martes, 8 de mayo de 2012


ENTRE LA PASIÓN Y LA CLANDESTINIDAD

“Ay mijo, vea, yo no quiero que usted se aporree”, le decía la mamá de Carlos, más conocido como el pecoso, cuando se dio cuenta que su hijo comenzó a practicar los piques, una actividad con más de 5 mil aficionados en la ciudad de Medellín en la que se realizan todo tipo de maniobras extremas en motocicletas de alto cilindraje, alcanzando velocidades de hasta 180 kilómetros por hora.
El pecoso en la vía Las Palmas
El pecoso es uno de los apasionados de las motos en Medellín. Ver a sus amigos “picando” lo motivaron a comprarse su propia moto para luego volverse un experto en el tema: “Empecé a practicar, y entre más practicaba más adicto me volvía a los piques, más me cogía la goma”. Como todo buen paisa, Carlos se encomienda a las ánimas del purgatorio cada vez que se monta a su moto a picar, a pesar de reconocer que esta actividad es segura para los practicantes.

Su afición por los piques llevó al pecoso a participar en el concurso Pulsarmanía Reto 10, que convocó a más de 100 participantes a nivel nacional para mostrar su talento y habilidad con las motos. Gracias a este evento que tuvo gran acogida, el pecoso se ganó el reconocimiento del público al quedar en segundo lugar. Este evento le permitió crear el grupo Los Paskines Stunt que actualmente cuenta con 12 personas apasionadas por los piques quienes participan en eventos organizados por diferentes entidades, quienes les brindan las precauciones necesarias, como un espacio adecuado, para llevar a cabo sus maniobras. 

UNA ACTIVIDAD VIGILADA
La práctica de los piques en Medellín ha crecido en los últimos años en la ciudad. Quienes realizan esta actividad se reúnen en sectores como Las Palmas, La 70, Robledo, La Mota o Industriales, para ofrecer a los asistentes un espectáculo. Maniobras de alto riesgo como el endo (frenar la llanta de adelante), el willie (frenar la llanta de atrás), el relojito (dar vueltas reclinado en la moto) y el fantasma (arrastrarse al lado de la moto) son las que los asistentes pueden apreciar por parte de los “picadores” en estos eventos que congrega a miles de espectadores.

A pesar de la pasión que despierta en muchos jóvenes, como es el caso de Carlos, y del gran número de espectadores que atrae, los piques son considerados como una práctica ilegal por las condiciones en que se realiza. Según Fabio Mesa, subcomandate de tránsito de Medellín, esta actividad es ilegal porque, al hacerse en vías públicas, “genera traumatismos e incomodidades a las personas que son usuarios de la vía y porque también es un potencial riesgo de accidentalidad por la práctica y la maniobra de los piques”.

Y es que en Medellín, en lo que va corrido del año, se han registrado 13.536 accidentes de tránsito y 82 muertos, 47 de ellos motociclistas, asegura el concejal Robert Bohorquez Álvarez. El Concejal afirma que, aunque no está de acuerdo con la realización de tales eventos ilegales, “tampoco está de acuerdo que por parte de la administración todo sea sanciones o multas, reconociendo que debe haber más una labor pedagógica y educativa”.

Para algunos asistentes a los piques, la ilegalidad genera mayor atención del público. Así lo reconoce Daniel Flórez, quien frecuenta Las Palmas una vez al mes, afirmando que la emoción de que sea un deporte extremo y lo clandestino del evento es lo que lo atrae a participar como espectador.

La afición por esta actividad y su práctica en las vías públicas lleva a los motociclistas a violar normas contempladas en el Código de Infracciones de Tránsito como “conducir realizando maniobras altamente peligrosas e irresponsables que pongan en peligro a las personas o las cosas” y “actuar de manera que ponga en peligro la integridad física”. Muchos de estos motociclistas exceden la velocidad permitida en las vías y no cuentan con las obligaciones mínimas como conductores, como son el uso del chaleco, el casco y el porte de la placa. Estas infracciones llevan a los motociclistas a incurrir en multas, que van desde 1 salario mínimo, e incluso en la inmovilización del vehículo.
Es por esto que el tránsito realiza operativos permanentes en los diferentes lugares que se lleva a cabo esta actividad en la ciudad para sancionar a quienes infrinjan la ley. Intervenciones que, según Mesa, han surgido efecto especialmente en Las Palmas al notar una reducción de los participantes.

En este sentido, el Pecoso al referirse al trabajo del tránsito y la policía en la zona, afirma: “Yo no los culpo, es el trabajo de ellos. Si yo fuera policía y yo no supiera nada de piques y veo a alguien que está exponiendo la vida de él o la de otra persona, obviamente a mí me toca detenerle la moto o hacerle un llamado de atención”

¿DEPORTE EXTREMO O PRÁCTICA ILEGAL?
El tránsito y la policía consideran que la práctica de piques en diferentes sitios de la ciudad incrementa el índice de accidentalidad y contribuye al desorden público. Así lo afirma el subcomandante de tránsito al explicar que para poder hacer sus maniobras, los motociclistas cierran vías, “lo que genera trancones o algunas dificultades en el desplazamiento de los otros vehículos que usan esta vía para desplazarse a sus sitios de destino”.

Sin embargo, el Pecoso considera que esta actividad es un deporte extremo y, como cualquier deporte, tiene sus riesgos. Aunque sí reconoce que al practicar los piques en una vía pública se incrementan los riesgos tanto para los motociclistas como para los asistentes., al no existir las precauciones pertinentes y las protecciones necesarias para desarrollar esta actividad. Daniel también piensa que esta actividad es un deporte extremo y afirma que “ya que no hay un sitio destinado para su práctica, este se ha llevado a la ilegalidad”.

“Por qué no podemos tener un escenario deportivo en el área metropolitana donde los motociclistas tengan realmente un espacio para practicar?”, es el cuestionamiento que plantea el concejal Bohorquez, quién también está de acuerdo con que los piques sean apreciados como un deporte extremo que se aprende, así como el fútbol se puede practicar de manera legal en cualquier cancha de Medellín.

UN DEBATE DE ARGUMENTOS
“Nosotros queremos cambiar los piques callejeros por un espacio para poder entrenar”, afirma el Pecoso, al ser uno de los motociclistas afectados por no contar con el espacio adecuado para practicar. A pesar de esto, ellos siempre buscan un sitio para entrenar pues esta actividad más que considerarla como un deporte, es una pasión para ellos.

Grupo Paskines Stunt en la Feria de las Dos Ruedas
Este es uno de los debates que ha tomado fuerza en los últimos años, con más argumentos en contra que a favor, lo que ha llevado a considerar esta práctica por parte de las autoridades como una actividad ilegal y no como un deporte extremo. Sin embargo, los motociclistas están intentando legitimar esta práctica mientras esperan recibir el apoyo por parte de las entidades gubernamentales para crear un espacio con todos los requerimientos para la realización de los piques como un deporte, que a pesar de ser extremo, tenga las precauciones demandadas.

Para Daniel es necesario hacer propicio este espacio que le falta a la ciudad donde los “picadores” puedan ir a practicar y los asistentes tengan la posibilidad de ir a disfrutar del espectáculo en un lugar seguro. Lo mismo piensa el pecoso al afirmar que los adelantos en esta problemática han sido lentos y no se ha llegado a un acuerdo concreto, a pesar de la reiteración de la solicitud por parte de los motociclistas. Sin embargo, piensa: “¿Sí las autoridades ven la situación, por ejemplo en Las Palmas, por qué no hacer un espacio donde se pueda practicar y se lleven a cabo eventos con este deporte?”

Auteco, patrocinador de la Feria de las Dos Ruedas
A la respuesta de la pregunta del Pecoso, el subcomandante de tránsito Mesa opina: “Esos son trámites legislativos, y eso lo maneja el concejo y otras entidades, nosotros solo somos autoridades de control y nos remitimos simplemente  a tener orden en la vía pública”. Para Mesa, la falta de consenso en torno al tema se debe a que la reglamentación y los requerimientos para este deporte son exigentes y se debe tener en cuenta aspectos como las locaciones y los seguros para desarrollar la actividad dentro del marco de la normatividad.

Carlos se cuestiona por qué si la ciudad cuenta con lugares poco usados como el aeroparque Juan Pablo II, los entes gubernamentales no les adecuan estos sitios para la práctica de los piques. Al respecto, el concejal Bohorquez explica que el aeroparque no cumple con los requerimientos y las normas técnicas ni profesionales para hacer carreras de motos, “porque la idea no es solo tener un cartódromo o un autódromo donde solamente practiquen motos, sino tener un sitio donde se puedan realizar actividades con diferentes tipos de vehículos, como carreras de cars”.  

En torno al debate de los piques en Medellín, el concejal Bohorquez hace un llamado a los jóvenes participantes de los piques a elegir el camino de la legalidad, a la vez que les informa que desde el Concejo ya se está discutiendo la idea de tener un cartódromo que va a generar beneficios no sólo para los participantes y asistentes sino que, a partir de estos eventos lucrativos, se  generan recursos públicos para la ciudad. Esto considerando los patrocinios con que pueden contar los motociclistas, como es el caso del grupo Los Paskines Stunt, quienes cuentan con el apoyo de empresas como Auteco en eventos legales como la Feria de Las Dos Ruedas, realizado a principio de Mayo.

 No se trata de vetar esta práctica sino de buscar un lugar ideal para promoverla como un deporte extremo con todas las medidas de seguridad requeridas. La accidentalidad debe ser reducida no desde la prohibición sino desde la educación vial y la cultura ciudadana, promovida con campañas desde los colegios y universidades de la ciudad. 

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